jueves, 22 de julio de 2010

Buscando ese lugar

A algunos quizá les suene un poco friki o ñoño ( por algo este blog se llama "locuras de mi interior" :P ) pero creo que es un ejercicio muy aconsejable.
Cierra los ojos.
Respira profundamente.
Camina por el bosque.
Deja que la naturaleza te inunde.
Llega a ese lugar donde tus ojos y tu corazón no cesan de sentir el inmenso poder y amor que la tierra tiene para nosotros.
Para unos será un lugar frente al mar, otros estarán en la montaña entre arboles o en un valle de profundidad inmensa. Cada uno tiene ese lugar donde la paz nos inunda y el tiempo parece detenerse.
Que bonito sería permanecer en ese lugar cada minuto de nuestra existencia... ¿Por que no lo hacemos? Realmente somos capaces de mantener esa sensación en nuestro corazón durante todo el día, al principio quizás no sea muy fácil, pero creo que es posible. Creo también que eso nos ayudaría a tomarnos la vida, bueno mejor dicho, el día a día de otra manera mas positiva, mas especial. Ser mejor con los demás y por lo tanto que los demás sean mejores con nosotros. No se, creo que puede funcionar.


domingo, 11 de julio de 2010

Dispersión inconsciente

A Menudo nos excusamos en el ajetreo diario para no dedicarnos ese tiempo necesario que nos ayuda a crecer y a mantenernos conscientes de nosotros mismos. El día a día, la multitud de tareas que desarrollamos y las preocupaciones que abordan nuestra mente, consiguen muchas veces que nuestra intención, nuestra energía se disperse, hacemos mil cosas pensando en otras dos mil.
Esto hace que perdamos la consciencia de nosotros mismos, que nos dejemos llevar por la marea del estrés y que nuestros deseos e intenciones parezcan alejarse cada vez mas de nosotros.
Una ayuda para este mundo ajetreado creo que sencilla y efectiva es mantener la mente en las acciones que realizamos, un ejemplo, haciendo las tareas diarias de la casa o las cosas mas mecánicas y rutinarias, solemos pensar en otras cosas, problemas, preocupaciones o incluso deseos y sueños, pero no nos damos cuenta de que nuestro cuerpo y nuestras acciones no siguen nuestros pensamientos. Esto hace que dispersemos nuestra intención y que de alguna manera nos desconectemos de nuestra consciencia.
Cuando tu mente empiece a divagar en algo diferente de lo que estás haciendo, para un momento, respira, toma de nuevo contacto con la realidad y emprende de nuevo tu actividad.