A Menudo nos excusamos en el ajetreo diario para no dedicarnos ese tiempo necesario que nos ayuda a crecer y a mantenernos conscientes de nosotros mismos. El día a día, la multitud de tareas que desarrollamos y las preocupaciones que abordan nuestra mente, consiguen muchas veces que nuestra intención, nuestra energía se disperse, hacemos mil cosas pensando en otras dos mil.
Esto hace que perdamos la consciencia de nosotros mismos, que nos dejemos llevar por la marea del estrés y que nuestros deseos e intenciones parezcan alejarse cada vez mas de nosotros.
Una ayuda para este mundo ajetreado creo que sencilla y efectiva es mantener la mente en las acciones que realizamos, un ejemplo, haciendo las tareas diarias de la casa o las cosas mas mecánicas y rutinarias, solemos pensar en otras cosas, problemas, preocupaciones o incluso deseos y sueños, pero no nos damos cuenta de que nuestro cuerpo y nuestras acciones no siguen nuestros pensamientos. Esto hace que dispersemos nuestra intención y que de alguna manera nos desconectemos de nuestra consciencia.
Cuando tu mente empiece a divagar en algo diferente de lo que estás haciendo, para un momento, respira, toma de nuevo contacto con la realidad y emprende de nuevo tu actividad.
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